Hay momentos
que son fugaces, demasiado para nuestro gusto, por eso hay que disfrutarlos,
saborearlos y exprimirlos. Guardarlos para siempre en nuestra memoria.
Hay otros que son mejor olvidarlos, que nos
destruyen, nos hacen doler desde la punta del dedito más chiquito del pie hasta
lo más profundo del corazón y el alma.
Pero hay algo en común en todos ellos . SIEMPRE
pasan dejándonos algo, una enseñanza, un aprendizaje, algo que nos cambia y nos
hace ver algunas cosas de otra manera.
Definitivamente, después de ese momento, somos
otros, distintos a lo que éramos antes.
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