Cuando te
fuiste solo tenía 13 años. Toda una nena todavía. Pero yo sabía que era TU
nena. Tuya y de nadie más.
Tengo
todavía en mi cabeza, en mi memoria tu voz diciéndome: “Mi nena no hable así”, “Mi
nena, queda feo”. “Mi nena…”. Siempre TU nena.
Tengo
varios recuerdos con vos. Los mejores. Aunque no todos en los mejores momentos
tal vez.
Los años te
alcanzaron viejo, a mí me están sobrando. Quiero que nos sobren los momentos.
Aunque ya es evidente que no se puede ¿no?
Te extraño.
Te extraño mucho. Quiero que vuelvas un ratito y que me alces en tu falda como
cuando era chiquita. Que me abraces y me digas “te quiero mi nena”.
Te busco en
todos lados y en la mayoría siempre te encuentro. Sé que en ese “ya no está más”,
estas en todos lados. Siempre siendo mi guía y la de muchos más.
Tengo lágrimas.
Muchas. Se mezclan con un poco de todo. Emoción, de saber lo grande que fuiste
con todos. Felicidad, de saber que siempre estas. Tristeza, de no poder sentir más
tus abrazos, me guardo esa hermosa sensación de todos modos. Por último y lo
que más abunda dentro de mi es el orgullo, de toda la entereza, garra, ganas y entusiasmo
que siempre le pusiste a todo, lo que buscabas y lo que te tocaba.
Te mando un
beso con un abrazo de gol desde estos lados, esos que ya conociste y en esos
por los que aun vagas, pero de otra forma.
Te quiero.
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